En primavera, hasta las plantas más insignificantes que nos pasan desapercibidas, se visten con sus mejores galas, y despiertan la sensibilidad de los románticos. Poder ver estos detalles y apreciarlos es un gran don. Descubrirlos es frecuentemente cuestión de quererlos ver, de abrir los ojos.
Los detalles más pequeños y que aparentan insignificantes atesoran la belleza de la vida.
Nicolau Llabrés